Humanes

En la llana planicie que se forma en la margen derecha del río Henares, muy cerca del lugar donde se encuentran las aguas de este río con las del Sorbe, asienta el hoy muy extenso caserío de Humanes, que constituye uno de los más importantes enclaves de la comarca de la Campiña de Guadalajara. Su paisaje, formado por amplias parcelas de regadío y también secano, es presidido por la montaña de La Muela, que cae a pico sobre la margen izquierda del río, y el lugar de Peñahora, en la junta de los mencionados ríos, da también algo de vivacidad al entorno. Posee, además de la rica agricultura, varias empresas dedicadas a la fabricación de mate­riales de construcción, que emplean a numerosas personas. Y desde hace unos años ha crecido de manera muy notable la colonia de chalets y casas de vacaciones a lo largo de la vega del Sorbe, con un movimiento veraniego importante. Posee hostal, complejos deportivos, y es muy famoso «El Colchón» de Humanes, una pequeña presa sobre el río Sorbe que facilita los riegos y proporciona buenos baños en el verano. Por levante se extiende el barrio de la Estación, también populoso.

El pueblo de Humanes es de formación relativamente moderna. En sus cercanías, en el enclave denominado de Peñahora, hubo desde la Edad Media, y quizás aún mucho antes, un pequeño pobla­do, que llegó a alcanzar cierta magnitud, y que se amuralló completamente, en torno a un castillo de recia envergadura. Custodiaba el estrecho paso del camino que junto al Henares llevaba desde Toledo a Zaragoza, y que usaba un puente y unos horadamientos en la roca, de donde le vino el nombre al lugar. Dominaba la junta de los ríos Sorbe y Henares, y controlaba el camino que desde Alcalá subía a Sigüenza, teniendo allí una iglesia dedicada a la Virgen de Peñahora, de gran devoción en la comarca.

Este enclave fue de la Corona de Castilla, desde el siglo XI en que se reconquistó la zona, quedando integrada en el Común de Hita, hasta el XII en que doña Urraca, reina, concretamente en 1119, lo entregó en señorío junto con las villas de Hita, Uceda y su tierra, a don Fernando García de Hita y su mujer doña Estefa­nía Armengol, dueños de gran parte de la preserranía entre Hena­res y Jarama. Su hijo, don Pedro Fernández de Hita, hizo dona­ción, a finales del siglo XII, de Peñahora y su término a la recién nacida Orden militar de Santiago, con un amplio alfoz en derredor.

La Orden santiaguista poseyó en este lugar, además de casti­llo y muralla, la facultad de cobrar portazgo a todos cuantos pasaran, con mercadurías y ganados, por el puente que custodiaba desde su altura. En 1328, el rey Alfonso XI autorizó el traslado del cobro del portazgo desde Peñahora a Mohernando, lugar también poseído por los santiaguistas, y erigido desde entonces en cabeza de la Encomienda. A partir de entonces, Peñahora fue despoblán­dose, y creciendo Mohernando y Humanes, en lugares más llanos y cómodos.

El rey Felipe II, necesitado de dinero para sus numerosas contiendas, enajenó a la Orden de Santiago el señorío de los pueblos que formaban la encomienda de Mohernando (entre ellos a Humanes) e incluso enajenó la Encomienda vendiéndolo todo, en 1564, por elevadísima cantidad a su secretario real, que también lo había sido de su padre el Emperador, don Francisco de Eraso y a su esposa doña Mariana de Peralta. Poco después completaba la entrega del territorio vendiéndole las alcabalas de estos pue­blos. Quedaron los Erasos dueños y señores de Humanes y los otros pueblos de la antigua encomienda (Mohernando, Peñahora, Razbona, Robledillo y Cerezo), pasando a ser una de las grandes fortunas de Castilla, y dueños de las mejores tierras de la Alta Campiña del Henares. Adquirieron pocos años después, en el último cuarto del siglo XVI, el pueblo de El Cañal, en la orilla derecha del Henares, más abajo de Fontanar. El rey Felipe IV concedió a los herederos de Eraso el título de condes de Humanes, siendo el primero así titulado su nieto don Francisco de Eraso, gentilhom­bre del Rey. Siguieron en el señorío y condado sus herederos, doña Josefa de Vargas y Eraso, y doña Teresa Sarmiento de Vargas y Eraso, en el siglo XVII. En 1752 era conde de Humanes don Ramón M. Ponce de León y el título aún hoy se mantiene. La estatua – magnífica talla obra de Juan Bautista Monegro- que ornaba el sepulcro de don Francisco de Eraso y doña Mariana de Peralta, protegidos por la figura de San Francisco, en la iglesia parro­quial de Mohernando, se puede hoy admirar en el presbiterio de la iglesia parroquial de esta localidad.

El lugar de Humanes, a pesar de ser el más rico y próspero de esta zona de la Campiña, y de la antigua encomienda santiaguista, estuvo sometido a la jurisdicción de Mohernando hasta bien entrada la Edad Moderna. En la segunda mitad del siglo XVII, los vecinos solicitaban al Rey ser eximidos de dicha jurisdicción de Mohernando, haciéndola Villa y en el siglo XIX vio la creación de dos fábricas de harina, la construcción y puesta en marcha del Canal del Henares, y el paso del ferrocarril Madrid-Barcelona, con instalación de una estación. Este crecimiento no se ha dete­nido y aún continúa.

La iglesia parroquial está dedicada a San Esteban y es un buen ejemplar de arquitectura religiosa del siglo XVI. Construida de sillarejo calizo y piedra sillar en las esquinas, con hiladas de ladrillo en algunas partes, presenta una fuerte torre sobre el hastial de poniente, con vanos para las campanas y sencillas soluciones molduradas en su ornamentación. Se puede apreciar que esta torre, proyectada con grandiosidad y altura, quedó incomple­ta. Sobre el muro sur aparece el amplio atrio, sostenido de columnas cilíndricas de sillar, rematadas en capiteles renacentistas. La portada es sencilla, clásica con buena guarnición de clavos de forja y herrajes y fallebas de la época. El interior consta de dos naves separadas por gruesos pilares, con un coro alto a los pies y cubierta de artesonado de madera de tradición artesanal mudéjar. En los años finales del siglo XVI intervinie­ron en la terminación de la construcción de este templo los maestros de obra Juan de Ballesteros y Juanes de Iriarte.

La plaza mayor es un ejemplo ilustrativo del urbanismo castellano. Distribuidas por el pueblo se ven algunas casas típicas de la Campiña, de grandes volúmenes y superficie amplia, con amplio corral, y en algunas de ellas escudos nobiliarios.

La patrona de Humanes es la Virgen de Peñahora. Se celebra su fiesta el segundo domingo de septiembre. Asienta su actual ermita, sencillo edificio de una nave y atrio anterior, muy bien cuidado, sobre la parte llana y baja de la zona de Peñahora. En su interior se ve, sobre el altar, una buena talla de María Virgen, obra de Federico Coullaut Valera, quien la talló a base de copiar una fotografía de la antigua, destruida durante la guerra civil de 1936-39. La fiesta, que ha sido declarada de Interés Turístico Provincial, consiste en llevar procesionalmen­te, sobre andas previamente subastadas entre los fieles, la virgen desde la ermita hasta el pueblo, la víspera de la fiesta. A lo largo del recorrido, y a sus lados, se van quemando grandes montones de rastrojos y leñas, como ofrenda a la Virgen de los frutos ya recogidos. Se denomina por ello «la procesión del fuego«, y constituye en la noche un bello espectáculo, al ir quedando marcado el camino de la procesión con los puntos rojos de las fogatas. Se celebran fiestas profanas con toros, bailes, etc., muy animadas.

Son muy interesantes los estudios y libros que han desarrollado en torno a este enclave campiñero los cronistas de la localidad, Antonio Marchamalo Sánchez, Miguel Marchamalo Maín, y Francisco Lozano Gamo. Don Jesús Simón Pardo escribió ampliamente sobre la devoción a la Virgen de Peñahora, y el cronista provincial Antonio Herrera Casado ha dejado un interesante estudio/guía sobre los pueblos de la Campiña del Henares, entre los que destaca Humanes.

Algunos libros en los que aumentar conocimientos y ampliar datos sobre Humanes y su entorno:

La Orden de Santiago en Guadalajara. La encomienda de Mohernando y el condado de Humanes.
de Antonio Marchamalo Sánchez y Miguel Marchamalo Maín.
Aache Ediciones, Guadalajara, 207. 352 páginas. Muchas ilustraciones. Ver aquí.

Como un torrente que se desborda. Historia de la devoción a la Virgen en la Campiña de Guadalajara.
de Jesús Simón Pardo.
Aache Ediciones. Guadalajara, 1999. 264 páginas. Muchas ilustraciones. Ver aquí.

La Campiña del Henares.
de Antonio Herrera Casado
Aache Ediciones. Guadalajara, 2008. 160 páginas. Muchas ilustraciones. Ver aquí.