Librerías de Guadalajara

Desparece una librería -pequeña, casi micro- de la Ciudad de Guadalajara, “La Alcarreña”, tras 80 años de existencia. El escaso nivel de negocio, y, sobre todo, la edad de las propietarias, ha sido el condicionante suprema para el cierre. El grave problema es que no hay continuidad, a nadie le interesa seguir con ese “negocio”. Tener una librería, actualizada, puesta al día, atenta a lo que se edita y a las tendencias, es una tarea complicada, que requiere mucha ilusión, buen ánimo, y enorme trabajo. Vaya un aplauso por las -poquísimas- librerías, que quedan abiertas en la ciudad y provincia de Guadalajara.

Estos extraños comercios, dedicados a la venta de también esos cada vez más extraños productos, como son los libros, surgen en Guadalajara a finales del siglo XIX. Para atender fundamentalmente a un público muy concreto, el de los estudiantes de Bachillerato, que requería tener libros de texto para sus estudios. Poco a poco fueron ensanchando sus horizontes poniendo a la venta novelas, ensayos, libros de viajes y naturaleza, obras completas de autores… y en nuestra tierra siempre acompañadas las librerías de su complemento indispensable para la supervivencia, la Papelería.

En Guadalajara ciudad, la de mayor importancia fue la Librería Gutenberg, en la Calle Mayor Baja, 14. Era una librería de estrecha portada, con un mostrador corrido hacia el interior, muy estrecha, con un pequeño escaparate en la esquina. Era el lugar donde se vendían todos los libros de texto del cercano Instituto de Enseñanza Media. El titular y fundador era Atilano Ramírez, y el negocio lo continuaron sus hijos. Ellos heredaban también el negocio de imprenta de Antero Concha, que tuvo su sede en la Plaza de España, frente al palacio del Infantado, y que venía funcionando, con pequeñas impresiones para instituciones oficiales, desde finales del siglo XIX. Esta librería surtía a todos los estudiantes de elementos de papelería (desde lapiceros y plumillas, hasta cuadernos de papel pautado, carpetas, pinturas, etc.)

Siguió “La Alcarreña”, que se fundó en 1940, por Leonor Carvajal, en un lugar alquilado de la Calle Mayor Baja, 18. Muy pequeña en sus dimensiones, con escaparate de un metro cuadrado, empezó vendiendo prensa, pero enseguida se dedicó a los libros también, y revistas. Lo han regentado sus sobrinas, solteras, Ascensión y María de Blas de Mingo, que han cerrado, por jubilación, en julio de 2020.

Esta librería fue la que visitó Camilo José Cela en su “Viaje a la Alcarria” en 1946, donde adquiere un ejemplar de “Nueva Alcarria”, el periódico local de entonces. A partir de ahí, se generó una amistad de años entre Camilo José Cela y las propietarias, que se hicieron muy amigas del Premio Nobel. De hecho, en la fachada de la librería figura una placa cerámica que recuerda el paso del escritor por este local, en el que se han vendido ejemplares de sus obras preferentemente.

La Librería Cobos se abrió en Guadalajara en 1941, fundada por don Emilio Cobos, y continuada después, a partir de 1961, por su hijo, también llamado Emilio, que se manifestó como un librero clásico, que se leía todas las obras que llegaban a su comercio, y que aconsejaba a sus clientes y lectores. Emilio Cobos murió, ya muy mayor, en 2020, y ahora continúa el negocio su hijo Carlos.
Esta librería, dedicada a novelas, ensayos, libros de viaje, ilustrados, infantiles, tenía una amplia sección de literatura local. En 1991 se hizo un acto conmemorativo de su 50 Aniversario, con asistencia de personalidades del mundo de la cultura y la política. También en 2006 protagonizó una exposición monográfica titulada “75 años de libros” en la Biblioteca Pública Provincial de Guadalajara. Cobos fue un intelectual de prestigio, que figuró en el grupo fundador de la CEGAL.

La Librería Universitaria Alcarreña, LUA, se sitúa en la Calle Virgen de la Soledad, 14, de Guadalajara. Fue abierta en 1986, por su actual propietaria Ana Babarro, licenciada en Economía, y tras varias ampliaciones es hoy la más frecuentada librería de la ciudad, con especial dedicación a los Libros de Enseñanza, infantiles, universitarios, pero también con amplia dedicación a la novela, ensayo, viajes y temas locales.

De más reciente creación, abierta en 2001, en la calle Malvarrosa, 2, la Librería Aache es el establecimiento abierto al pública de Aache Ediciones, que se dedica en exclusiva a la producción de libros relacionados con Guadalajara. En esa librería, en la que habitualmente podemos encontrar a su fundador, el Cronista Provincial Herrera Casado, se ofrecen cientos, miles de títulos, de libros relacionados con la provincia de Guadalajara.

En Sigüenza, destaca la Librería Rayuela, que se fundó en 1983, en la calle Medina, 7, por Juan Antonio García Fraile y que actualmente lo regenta su propietaria Inés García Gutiérrez, en un pequeño recinto, sin escaparate de tan estrecho, progresivamente ampliado, frente por frente de la catedral seguntina. Tiene una sección de libros locales muy amplia, muy reconocida, y en ella se celebran reuniones literarias, clubes de lectura y una intensa actividad en torno al libro.

En Molina de Aragón, tuvo vida desde su fundación en 1856 la Librería Mielgo, situada en la Calle Cuatro Esquinas, 6, de Molina de Aragón, fundada por los padres de Clodoaldo Mielgo Castel, un conocido carlista del Señorío, y a quien siguió en el negocio, y en sus actividades culturales, su hijo Clodoaldo Mielgo Hergueta. Era una pequeña librería rural, con actividad de imprenta para empeños locales. Cerró hacia 1980. También en Molina está hoy viva y activa la Librería Malo, que fundó en 1998 y actualmente regenta Concepción Martínez Malo, en la Calle Tiendas, 63. Con dedicación a la papelería, y los libros de texto, tiene actividad de librería general, y un amplio fondo de literatura local molinesa.

Otras librerías que son también papelerías en localidades menores de Guadalajara, son más bien modernas (todas posteriores a 1975) y no ofrecen mayores elementos de interés. Por citar algunas, la Librería Proa, de Azuqueca de Henares, la Librería Cervantes, de Mondéjar, y la Librería Germán, de Jadraque.

Y ya hablando de libreros, y de Alcarrias, conviene dedicar un pequeño recuerdo y homenaje a tres librerías madrileñas que tuvieron por fundadores y regentes a sendos alcarreños. 

Sinforiano García Sanz, de Robledillo de Mohernando, “librero de viejo”, fundó su librería en 1949, en el primer piso de la Calle Fuencarral, 15. Allí tenía muchos libros sobre Guadalajara, y se hacían tertulias con escritores de la tierra. Él mismo tuvo amistad con Julio Caro Baroja, Américo Castro y otros, escribiendo muchos artículos sobre costumbrismo alcarreño.

Felipa Polo Asenjo, de Loranca de Tajuña, creó su famosa Librería “Felipa” en los años de posguerra, en la Calle Libreros, 8, nutriendo de libros de segunda mano a los estudiantes universitarios de la época. Cerró en 2000 aunque su sobrino ha trasladado las instalaciones y librería/distribuidora a la Calle Pilar de Zaragoza en Madrid.

Jesús Ayuso Jiménez, de Moratilla de los Meleros, fundó en 1959 la Librería Fuentetaja, en la calle San Bernardo 48, trasladada luego al 35. Fue la gran librería de referencia de los libros prohibidos durante la Dictadura.