BARBERAN, Mariano, aviador

Mariano BARBERÁN
aviador pionero, junto con Joaquín Collar
cruzaron el Atlántico en el "Cuatro Vientos" en 1933.

Alvaro González Gascón escribe de Mariano Barberán en
Héroes en acero y bronce,
publicado en El Decano [de Guadalajara], 1 junio 2001:

Mariano Barberán y Tros de llarduya (1885-1933) nació un 14 de octubre en Guadalajara, ciudad donde creció y estudió.

En aquellos años de infancia y adolescencia de Barberán podemos pintar un cielo urbano poblado frecuentemente por grandes globos aeróstatos que, unas veces desaparecían llevados por el viento y otras se mantenían durante horas suspendidos en el aire. Poco sabemos de esta época de su vida, pero sí del entorno en que se desarroIló hasta su ingreso en la Academia de Ingenieros en 1910, un entorno aeronáutico y militar que podemos suponer tuvo capacidad para configurar su vocación. Desde la Academia, Barberán conoció el empuje que tuvo la aviación militar en sus comienzos. La aerostación y la aviación nacieron en el seno del Cuerpo de Ingenieros, y el mando de la Aeronáutica se mantiene en Guadalajara hasta 1915. A partir de 1910, un gigantesco dirigible se incorpora al Parque de Aerostación y el primer avión aterriza en Guadalajara. En 1913 se establece en la ciudad un aeródromo al que se incorpora una escuadrilla de aviones en 1916. En 1919 se construyó en «La Hispano» el primero de otros muchos aviones militares que se fabricaron después. Todos estos elementos parecen suficientes como para influir en el ánimo de Barberán a la hora de decidirse a volar. Podemos afirmar que mientras él vivió, la aeronáutica formó parte de la vida cotidiana de su ciudad natal.

Barberán tenía 21 años cuando en 1917 inicia su carrera profesional como ingeniero militar abandonando su ciudad. Sólo tardó un año en pasar a la Aviación del Ejército. Esta decisión pone de manifiesto en él algunos de sus rasgos característicos: La constancia y la fuerza de voluntad, con las que suple algunas carencias físicas como la vista, que no es lo suficientemente buena como para pasar con facilidad los reconocimientos médicos. A pesar de este defecto, fue admitido primero como observado4 en 1919, y desde 1924 como piloto de aeroplano, sin defraudar a los jefes que confiaron en él. Fue condecorado en todas las campañas del Rif en las que participó. Según superiores y oficiales de otras armas con las que cooperaba la Aviación, su intervención en la guerra de Marruecos se caracterizó por su capacidad técnica y su valor en la realización de cualquier misión.

Uno de los aspectos más interesantes de su vida profesional es el de técnico aeronáutico. Su formación en la Academia de Oficiales del Cuerpo de Ingenieros del Ejército es uno de los pilares sobre los que asentó la base de la amplia cultura aeronáutica que fue desarrollando y que le hizo destacar como pocos. Otro rasgo es la enorme fuerza de voluntad para formarse en campos novedosos, como la radiotelegrafía y la navegación aplicada al vuelo. Mientras otros ingenieros, militares y aviadores, avanzaron en otros campos, Barberán abre caminos nuevos a la aviación mediante la aplicación de conocimientos que inciden directamente en la mejora de las técnicas de vuelo.

Pero la faceta por la que Barberán es más conocido es la de aviador de Raid y de Récord, con la que alcanza el reconocimiento internacional en su vuelo sobre el Atlántico, entre España y Cuba en 1933. Podemos decir que Mariano Barberán es un precursor de los vuelos trasatlánticos, carácter que le dan sus estudios, en 1925, sobre la viabilidad de un vuelo de Raid a través del Atlántico Sur. El acierto de sus soluciones a los problemas de navegación planteados será una de las claves del éxito del primer vuelo transoceánico de la Aviación española, el realizado entre España y Argentina por Ramón Franco en 1926, y que se convirtió en un símbolo del reencuentro de España con las naciones hermanas de América. Pero no contó entre su tripulación con Barberán, y por lo tanto, el guadalajareño no alcanzó entonces la fama.

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