Bernardino de Mendoza

Escritor. Militar. Diplomático.
Aristócrata de la familia Mendoza.
Nació en Guadalajara en 1541,
y murió en Madrid, en 1604.
Escribió la "Theoría y Práctica de la Guerra"
y fue jefe del espionaje de Felipe II en Inglaterra.

Bernardino de Mendoza
José Luis García de Paz | Universidad Autónoma de Madrid

Don Bernardino de MendozaBernardino de Mendoza nació en Guadalajara hacia 1541. Era hijo del tercer Conde de Coruña y Vizconde de Torija (quien tuvo 19 hijos), y tras licenciarse en 1556 en Alcalá de Henares inicia su carrera como militar en el norte de Africa y Malta. En 1567 acompaña al Duque de Alba a Flandes y se distingue como capitán de caballería. Luis de Requessens le envía a Inglaterra por primera vez (1574) para obtener permiso para que los barcos españoles se refugien en puertos ingleses. Desde 1576 es Caballero de Santiago y en 1577 comenzará su carrera como diplomático al ser nombrado embajador en Inglaterra. Fruto de estos diez años en Flandes será su conocida "Comentario de los sucesos acaecidos en la Guerra de los Países Bajos" (París, 1591) y su "Theoría y Práctica de la Guerra" (Madrid, 1595).

Como embajador estuvo en contacto con María Estuardo (reina católica de Escocia y prisionera de Isabel) y  apoya a los católicos y a los jesuitas ingleses. Tuvo un sonoro altercado con la reina Isabel en 1581 indicándola que era fiel vasallo de su rey y que por nada del mundo deshonraría a la Casa de Coruña y el nombre de Mendoza. La verdad es que a la reina le costaba soportar este carácter orgulloso e intransigente, lógicamente.

Bernardino era partidario de que se declarase la guerra contra los luteranos dondequiera que estuviesen. Asimismo debía evitar el apoyo de Isabel a los rebeldes protestantes flamencos y proteger a los católicos ingleses. Así pues, recaba información, distribuye sobornos y realiza labores de espionaje, recluta y dirección de espías y colaboradores, creando una red primero en Inglaterra y, más adelante, en Francia y Flandes para defender los intereses de su rey. Empleó diferentes claves en sus mensajes para cifrarlos y que no fueran entendidos si eran descubiertos. Bernardino es expulsado fulminantemente de Londres en enero de 1584 debido a su participación en la llamada "conspiración de Francis Throckmorton". Bernardino "rezuma de soberbia e indignación e incluso ánimo de venganza" cuando escribe el 26 de enero de 1584 desde Londres a Felipe II que "Don Bernardino de Mendoza no ha nascido para revolver reinos sino para conquistarlos".

Nombrado en septiembre embajador en París, llega allí en noviembre de 1584 y sigue siendo considerado como un hábil y experto diplomático. Según Mattingly "muy poco de lo que pasaba en la Corte francesa, y aún al otro lado del Canal, le pasaba por alto gracias a su red de espías". La nación francesa estaba entonces dividida entre católicos y protestantes (hugonotes). Felipe II apoya a los príncipes católicos de la Casa de Lorena, y Mendoza se convirtió en "tesorero" y en apoyo de Enrique de Lorena, Duque de Guisa.

En primavera de 1586 alienta desde París una nueva conspiración contra Isabel que, tras ser descubierta, acaba con la decapitación de María Estuardo. Antes de morir, ésta le enviaría un anillo a Bernardino. Felipe II se decide a atacar Inglaterra y la misión de Bernadino será asegurarse que Francia no pueda atacar a Flandes en ausencia del ejército de Alejandro Farnesio, Duque de Parma y Gobernador en Flandes, quien debería embarcar en la Armada para atacar Inglaterra.

La Armada parte de Lisboa en 1588. Coincidiendo con ello, el 12 de mayo de 1588 Enrique de Guisa entra instigado por Bernardino en París. Allí se produce un levantamiento popular con barricadas contra las tropas de Enrique III que huye. Testigo de todo desde su habitación en la calle des Pouilles, Bernardino escribe el 25 de mayo que "quedan las cosas tan rotas (en Francia) que se podrán mal acomodar y el Rey (de Francia) imposibilitado para asistir a la de Inglaterra de ninguna manera".

La derrota de la Armada en julio de 1588 coincide asimismo con la destrucción de la red que Bernardino mantenía en Inglaterra. De hecho, Bernardino fue informado erróneamente y en agosto de 1588 envía un mensaje a Felipe II dando cuenta del éxito de la Armada y del "apresamiento de Drake", encendiendo una hoguera de victoria delante de su Embajada en París. Una de las consecuencias de la derrota fue que el apocado Enrique III de Francia cobró valor para mandar asesinar a Enrique de Guisa el 23 de diciembre de 1588 mientras le visitaba. Estalló la guerra civil, y Enrique III (aliado momentáneamente con Enrique de Borbón, el futuro Enrique IV) sitiaría al rebelde París pero sería asesinado en su residencia el 1 de agosto de 1589. La guerra civil se recrudece al entrar en juego la sucesión al trono. Felipe II intenta que su hija Isabel Clara Eugenia sea proclamada reina de Francia por los católicos, al ser hija de Isabel de Valois, y esta será otra nueva misión para Bernardino. Pero podemos adelantar que el intento fracasaría pues el Parlamento de París proclamó por unanimidad la vigencia de la Ley Sálica, excluyendo a la Infanta.

En primavera de 1590, Enrique IV marcha sobre el católico París. El sitio iniciado a fines de abril llegaría tras cuatro meses a hacer conocer a París los horrores del hambre. Bernardino permanece dentro de París durante este sitio en que los parisinos resistieron reforzados por pequeños contingentes valones y alemanes enviados por Alejandro Farnesio y alentados por el legado pontificio Gaetano y por el embajador Bernardino, que vuelve a emplear en este sitio los conocimientos militares que aprendió de joven en Flandes. Bernardino visita repetidamente las defensas parisinas y ayuda a los menesterosos de su propio peculio con comida y repartiendo monedas (sus famosas monedas de "medio sueldo" con las armas de España). Sus enemigos extendieron la patraña de que el pan que repartía estaba hecho con huesos en polvo de los cementerios parisinos. En suma, Bernardino está presente en todas las crónicas que los historiadores franceses dedican a este periodo de su historia. Finalmente tras recibir la orden de Felipe II, Farnesio entra en Francia en julio de 1590 y obliga a retirarse a Enrique IV que levanta el sitio en agosto.

En el plano personal es muy importante indicar que ya sus cartas de 1579 Bernardino empieza a mencionar los problemas de la vista, comienza a perderla en 1583 y en 1590 era ya ciego, en pleno sitio de París. Asimismo, como los fondos de Felipe II no llegaban regularmente de su propio peculio iba solventando sus gastos, empeñándose con la casa de banqueros florentinos Martelli, especializada en 1590 en el préstamo a grandes señores. Su hacienda era administrada en España por su hermana que le enviaba los beneficios de la cosecha, prontamente gastados en su embajada.

Enrique IV se convertiría al catolicismo en julio de 1593 y los parisinos le abrirían sus puertas el 22 de mayo de 1594 (Enrique fue el autor de la frase "París bien vale una misa").  Pero esto ya no afectaba a Bernardino pues vuelve por tierra a Castilla en 1591 sintiéndose exonerado de su cargo de embajador. Llega como mucho a comienzos de 1592 y compra casa en Madrid. Felipe II le nombra Trece de la Orden de Santiago (1595) y con la renta consiguiente llega al final de sus días sin agobios económicos y dedicándose a escribir. Muere en el convento de San Bernardo de Madrid en1604 y es enterrado en la Iglesia de Torija, dónde Juan Catalina García encontraría su lápida. Sus restos desaparecerían mezclados con otros en 1936, aunque su sepultura se encuentre aún en dicha Iglesia. No se conoce descendencia de Don Bernardino.

Morel-Fatio afirma que su carácter era íntegro e impulsivo, sin doblez, con indomable energía y sincera lealtad a su rey. Pero asimismo con un odio cerril a los herejes, luteranos o anglicanos. Bernardino hacia gala de ser "un Mendoza", de servir a su Sacra Majestad Católica, campeón de la Iglesia contra los herejes, y de ser partidario del Derecho Divino de los Monarcas. Manuel Fernández Alvarez dice que "la crónica militar ha tenido sus clásicos en España en la pluma de Bernardino de Mendoza".

Bibliografía:

- Herrera Casado, A.: Bernardino de Mendoza
Conferencia
en la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País. Madrid 1989
Morel-Fatio, A.: D. Bernardino de Mendoza. La vie. Les oeuvres, en "Etudes sur l'Espagne", Paris, 1925, pp. 373-490.
Jensen, De  Lamar: Diplomacy and dogmatism (Bernardino de Mendoza) Harvard University Press, 1964.

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El Embajador

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