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Iñigo LOPEZ de MENDOZA
Marqués de Santillana
Carrión,1398 - Guadalajara,1458.
Poeta, político, humanista del siglo XV,
que vivió en Guadalajara, en su viejo palacio,
donde formó la gran biblioteca de los Mendoza,
y escribió sus famosas Serranillas.
Enterrado en el mausoleo de los Mendoza
del Monasterio de San Francisco,
es una de las mayores glorias literarias
de la tierra alcarreña.
Una visión bio-bibliográfica del Marqués
de Santillana,
por Juan Carlos Mainer y César Olivera Serrano
en la Enciclopedia de Historia de
España
(dirigida por Miguel Artola)
Alianza Editorial, Madrid, 1991
Hijo del almirante Diego Hurtado de Mendoza y de Leonor de
la Vega. Gran poeta y literato, humanista, y uno de los más grandes personajes de la
corte de Juan II. Fue el primer marqués de Santillana y conde de Manzanares el Real.
Nació en 1398 en Carrión de los Condes (Palencia). Casado con Catalina de Figueroa
(1412), hija del maestre de Santiago, Lorenzo Suárez de Figueroa, pudo aumentar su
formidable patrimonio, hasta el punto de convertirse en uno de los grandes de España más
poderosos e influyentes del siglo XV castellano.
Interviene muy pronto en la compleja política de su tiempo, primero con don Fernando de
Antequera, más tarde con su hijo, el Infante Enrique, posteriormente al lado de Alvaro de
Luna. Su participación en las diferentes ligas y confederaciones fue decisiva. De todo
obtuvo importantes beneficios. Mantuvo a lo largo de su vida la fidelidad a Juan II,
aunque se enemistó con Álvaro de Luna a partir de 1431. No por ello militó en el bando
de los aragonesistas; en la batalla de Olmedo (1445) se encuentra entre las filas del
ejército real, gracias a lo cual el rey le concede el marquesado y el condado referidos.
Don Iñigo contribuyó claramente a la caída de don Álvaro (1453), y a partir de
entonces comienza a retirarse de la política activa. Su última gran aparición se
produce en la campaña de Granada de 1455, ya bajo el reinado de Enrique IV Después se
retira a su palacio de Guadalajara para pasar en paz los últimos años de su vida.
Huérfano temprano se educó en la refinada corte aragonesa de Barcelona, donde trabó
relación con Jordi de Sant Jordi, copero, y Ausias March, halconero real, y, a lo largo
de toda su vida, atesoró una notable biblioteca (más tarde propiedad de la casa ducal de
Osuna). No conviene, sin embargo, confundirlo por ello con un escritor humanista. Apenas
sabía latín y leía sus clásicos en traducciones no siempre buenas. De otro lado, su
misma idea de la profesión literaria y su concepto de poesía son medievales, como
refleja muy bien el famoso Proemio, o carta prologal, a la colección de sus obras
enviada a don Pedro, condestable de Portugal, que se tiene con exageración como primera
«historia de la literatura española». Es, de hecho, un reflejo de las ideas de poesía
como ciencia y de la teoría de los estilos heredadas del siglo anterior y, en su aspecto
más interesante, un testimonio del cambio de gustos nacido al calor de novedades
internacionales que cita: el dulce stil nuovo italiano, el alegorismo francés de
Alain Chartier y el Roman de la Rose y, sobre todo, el alegórico modo introducido
en España por Francisco Imperial. En el estilo elevado que éste introdujo en el Cancionero
de Baena al que son consustanciales el ritmo acentual muy marcado del verso de arte
mayor (dodecasilábico), el cultismo léxico crudo, la referencia mitológica y la
alegorización sistemática escribió Santillana sus composiciones poéticas de
mayor empeño: Defunción de Don Enrique de Villena, Coronación de Mosen Jordi,
Infierno de los enamorados, y la más larga Comedieta de Ponza, donde se
lamenta de la derrota naval sufrida por Alfonso V de Aragón y alude a su victoria final
(de ahí, como en su modelo Dante, el curioso titulo de «comedia», que apunta al final
feliz de los hechos).
Sobre modelos petrarquistas y dantescos escribió también sus cuarenta y dos sonetos «al
itálico modo», primeros en la lírica española tras un par de Villalpando. Al tono
moralizante y más simple de expresión corresponden su Doctrinal de privados (feroz
ataque contra el de Luna), los Proverbios de gloriosa doctrina y el diálogo de Bías
contra Fortuna, quizá el que reúne más afortunados momentos en la glosa de tópicos
senequistas y en su presentación de un tema las mudanzas de fortuna tan de su
época. Más numerosas son sus poesías de tema amoroso al modo cancioneril: entre ellas
tienen particular relieve sus encantadoras serranillas (donde el tradicional
encuentro amoroso de serrana y señor se estiliza mucho sobre los modelos anteriores) y el
Villancico a sus tres hijas, atribuido en algunos lugares a Suero de Ribera, que
ensarta con delicada gracia cancioncillas tradicionales en un encantador cuadrito
cortesano.
Bibliografía
para saber más del Marqués de Santillana
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